UNA PORTALADA CON HISTORIA
Una de las huellas más representativas de la historia de la Real Fábrica de Artillería de La Cavada está construida en piedra y no en hierro. No son sus balas ni sus cañones, sino que es un arco, nos referimos a la portalada de Carlos III. Arco conmemorativo neoclásico que fue construido entre los años 1783 y 1784.
Esta obra fue diseñada por Francisco de Solinís, ingeniero militar nacido en Madrid en 1742. Destacado alumno de la Real Academia de San Fernando de Madrid el cual, al finalizar sus estudios, se incorporó en 1764 al Arsenal de Ferrol para ponerse a las órdenes de Sánchez Bort, Ingeniero Director del Arsenal ferrolano, donde estuvo trabajando hasta 1781, año en el que acabó recalando en la Real Fábrica de Artillería de La Cavada.
Francisco de Solinís formó parte de un selecto grupo de arquitectos e ingenieros de su época. Figura que junto a Antonio de Bada y Pedro de Lizardi marcaron la arquitectura civil ilustrada española durante esta época.
Esta portalada, levantada cuando la Real Fábrica pertenecía a La Corona, representó la gran importancia que Carlos III daba a sus grandes proyectos de renovación del país. No es de extrañar que aquellos que observan por primera vez este arco afirmen que resulta similar a otras portadas realizadas durante el reinado de Carlos III, nos referimos a las que se encuentran en el Jardín Botánico y a la Puerta de Alcalá.
Esta construcción nos recuerda al estilo grecolatino, rasgo propio del arte neoclásico de esta época. Momento en el que los modelos arquitectónicos clásicos se recuperaron buscando la majestuosidad de las antiguas construcciones griegas y romanas. Es un arco realizado en sillares soldados con piezas de plomo y hierro que sirvió como acceso a la real Fábrica de Artillería.
Una puerta en la que podemos apreciar ligeras diferencias en sus dos frentes. En la cara que mira hacia el puente sobre el río Miera destacan las dos columnas de estilo dórico semicirculares que encuadran el acceso de una portalada con arco de medio punto, formando una composición que imita la arquería romana con sus dovelas. El efecto visual que provocan estas columnas es la de sostener una cornisa en la que se presenta la leyenda: CARLOS III REY AÑO DE 1784. Este frente se remata con un sencillo tímpano.
Respecto a su otra cara (mirando hacia Liérganes) se pueden apreciar que las columnas semicirculares son sustituidas por una composición rectangular adosada a la estructura general del arco, dotando de un aspecto más recio a la portalada. Además, destaca el empleo de decoración de triglifos y metopas en su cornisa, y, acaba rematado con un tímpano. Pequeños matices que nos demuestran la riqueza de esta puerta.
En definitiva, un arco que simboliza una Historia y a un municipio. Una puerta que resulta tan majestuosa que el propio Benito Pérez Galdós tuvo que detenerse un instante para realizar un sencillo dibujo al carboncillo de ésta para mantenerla en su recuerdo.
Miguel A. Pérez Toca. Vicepresidente de la Asociación y Profesor de Historia